Su aroma fuerte y penetrante refleja su particular forma de vivir. La salvia es una superviviente nata: la encontramos en tierras soleadas, pobres de nutrientes, calcáreas y pedregosas, donde normalmente nada crece. Necesita poca agua porque sus raíces muy desarrolladas le permiten retener humedad y vivir con muy poca aportación hídrica. Soporta las bajas temperaturas, las heladas y la tramontana más virulenta.
Su nombre viene de la palabra latina salvare. En la cultura romana se consideró una hierba sagrada. En nuestra cultura es un ejemplo de comportamiento ecológico.
“Quien quiera vivir muchos años ha de tomar salvia en el mes de mayo”
Refrán catalán
La salvia es una planta originaria del Mediterráneo oriental (Grecia y Croacia), que se cultiva en los huertos y jardines de las casas desde épocas muy antiguas debido a sus extensas virtudes medicinales y por el aroma que da a muchos platos. Toda la planta exhala un perfume fuerte, alcanforado y característico. La podemos encontrar silvestre en las vertientes y en los collados calcáreos y secos del Montsant, de la Sierra de Prades y de los puertos de Beseit. Se desarrolla entre los 200 y los 1.800 m de altitud.
Las hojas de la salvia se utilizan en fitoterapia. Las sumidades florales de la planta se destilan para utilizarlas en aromaterapia.
Aplicación interna:
tanto la infusión como el aceite esencial calman los dolores de la menstruación y la regulan favoreciendo el equilibrio hormonal. La salvia es muy recomendable para atenuar los problemas de la menopausia.
Evita la transpiración excesiva. El aceite esencial forma parte de la composición de muchos desodorantes producidos por empresas de cosmética natural.
No es bueno beber infusiones de salvia durante mucho tiempo seguido. El aceite esencial se ha de tomar siempre bajo supervisión médica.
Aplicación externa:
los lavados bucales con infusión de salvia ayudan a reducir los efectos de las gingivitis y de la piorrea.
Es uno de los mejores remedios naturales para combatir la afonía y las infecciones de la garganta (laringitis, faringitis y anginas). Se prepara una infusión caliente con hojas de salvia. Se añade una cucharada de miel y una cucharada de zumo de limón. Se deja reposar durante cinco minutos. Se guarda en un termo y se hacen gargarismos cada una o dos horas hasta notar mejoría.
Sus hojas, frescas y chafadas pueden aplicarse como cataplasma eficaz para las picadas de insectos.
Para tratar el acné, disolver 10 gotas de aceite esencial de salvia y 10 gotas de aceite esencial de espliego macho en 60 cl. de aceite de almendras.
Es una planta contraindicada durante la lactancia y el embarazo.
Es una de las hierbas preferidas por la cocina italiana. Tiene un sabor picante y un poco amargo. Se utilizan las hojas frescas para condimentar la pasta, la verdura y la carne.
En Cataluña se pone en la ratafía y en el país valenciano hacen un licor al que llaman “la salvieta”.
“Cuando nada tenía,
y la garganta me dolía,
la salvia amarga
me curaba”